"Nunca entendí el verdadero propósito de tener gatos. Puedo intuir que un perro puede defenderte de un ataque, puede ladrar ante un timbre, jugar con los niños, sentarse a tu lado, llevarte hasta la otra esquina si sos ciego... ¡pero un gato! Los perros, por lo menos, vienen hacia vos apenas los llamás. Los gatos parece que tomaran el mensaje y después te contestaran.

Yo tenía un gato que jamás había salido del departamento. No conocía lo que era "el afuera", es más... creo que pensaba que cuando yo me iba de la casa en realidad me quedaba del otro lado de la puerta durante 12 horas y de pronto la abría y entraba. Piénsenlo: ¿qué hacen los gatos? Imaginate que pasás al lado de un tipo que tiene los cordones desabrochados y... ¡adiós!, ¡le clavó las uñas a los zapatos y se quedó ahí 15 minutos! Creo, sin duda, que los gatos sirven para medir el grado de locura, soledad o exigencia que tendrá la mujer que acabaste de conocer. Tiene un gato. Bien. Deberás superarlo en agilidad y cierta frialdad que la seduzca. Tiene 2. Mal. Tiene 4... "Te llamo". Tiene 8... "Ahí, señor policía, ¡¡en el piso de arriba!! ¡Tengan cuidado al entrar!... Está loca".

Roberto Pettinato